Que bien, he terminado.
Nunca pensé que un pequeño libro iba a ser tan bueno... que mejor que García Marquez con su amor en los tiempos del cólera, pero lo malo es que ya no tendré a quien leer, qué leer, con quién leer, en fin. Ni hablar ahora me veo en la nesesidad de revisar los curiosos libros del señor Rius que sin tanta vuelta al asunto ataca a varios sectores importantes del país haciéndolo de manera drástica pero que es bastante bueno. Bien por Grijalbo.
Cuando estaba viajando en el metro durante el transcurso de esta semana, observé que existían varios y curiosos hechos que son poco habituales para presenciarlos: el ver cómo un grupo de perzonas con capacidades diferentes tenga una manera hábil para hacer que se involucre la gente y -al paso de 2 semanas- tengan un pequeño espacio en donde se pueda disfrutar de distintos géneros tropicales su música -y me estarán viendo bailar en la pachanga de la raza ja-.
Llegando al otro lado del andén, 25 min. fueron suficientes para sentir el verdadero calor humano de la raza acompañado de la desesperación hasta cierto punto la aparición de la impaciencia de la mayoría de los pasajeros; pero el asunto no termina ahí. Llegando lento.... pero muy lento el tren proveniente de I. Verdes los vagones estaban de antología: llenos a reventar en los cuales bajaban 5 o 6 y subian 3 veces más la cantidad, pobre de mí al sentir lo que es un aplastado enserio.
El caos reinó cuando las ventanas se encontraban cerradas, el recorrido lento del convoy, ventiladores apagados y enclaustrado fueron elementos suficientes para una migraña segura por el niño chillón, la señora valegorro, el chavo judaeista -los que son de judas tadeo y son pura pelusa ja-, la gente que tiene nesesidad de pedir limosna (negocio puro pero en fín), etc. fueron situaciones que solamente me sacaran una risa bastante loca ya que a quién le causaría risa todo eso? a mí JA.
Lo mejor y hasta da risa nerviosa contarlo es que llegando a "Etiopía / Plaza de la transparencia" -ts- el merobus estaba bueno... me refiero a que el ambiente estaba único, ya que al tratar de subir un chaval que se sentía amo y señor terminó de tapete en la puerta por el empujoncito que le dimos todos... jajajaja, estuvo rudo y manchado.
A lo mejor y no estaba inspirado pero el haber comido pan de marihuana hace que uno disfrute situaciones verdaderamente caóticas y que hagan derramar la bilis.. ah! al leer libros conoces gente que te hacen recordar a las que quieres.
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